domingo, diciembre 18, 2005

Futbolecciones

Lejos de pretender hacer leña del árbol caído, después del derbi de ayer creo que es preciso sacar conclusiones. Desde mi punto de vista el Celta se vuelve a encontrar con su peor rival, la presión. Como si cada temporada tuviese que arreglar toda la historia del club el partido de ayer volvió a mostrare a un equipo débil psicológicamente. Para vencer un derbi en tu campo lo primero es tirar en la primera jugada y, si hace ruido contra la vaya, mejor (esto es de Juanito). Antes del minuto 15 tienes que haber montado una tangana (ocasión perfecta: llegar desde atrás y empujar a Juanma tras la entrada a Núñez y pedir la roja con más ansia. En esos momentos el árbitro no te enseña tarjetas). Un derbi como éste tenía que haberse ganado mentalmente en los primeros minutos, dejándole claro a Valerón que si tenía pensado hacer algo, sería jugándose la rodilla. En este sentido sólo ofrecieron una cierta experiencia Placente y Lequi. El primero cortó a Munitis a base de zancadillas y el segundo, con el borrón del penalti, hizo una entrada temeraria a Valerón tras el 3-0 que fue lo que hizo decidir al Coruña que, hasta ahí, había llegado el encuentro. Curiosamente lo más efectivo para el juego, siempre es lo menos castigado por los árbitros. Pero otro derbi más, es el Depor es el que mejor ha manejado las faltas y los tiempos. Y las tanganas se dejan para Coruña (donde la presión del estadio y personajes como Scaloni, someten al colegiado y a los jugadores celestes al peor de los dramas) Sin duda, la ausencia de Gustavo López es una decisión imperdonable que consiste en sacrificar al club en beneficio de los cojoncitos de un señor que busca su enésima salida de un equipo por motivos ajenos a los resultados.

Y de nuevo, entre dos viejos conocidos de las cantadas, Pinto y, sobretodo Sergio, suicidan al Celta en el minuto 23. Lo del portero es perdonable, pero da cuenta de su habitual nerviosismo (salir con las piernas por delante es penalti sí o sí, y es roja, más por lo aparatoso, que por otra cosa). Lo de Sergio ya es más sangrante, a mi mente vienen los mil errores de segunda, lo de Brujas, los meneos de Perico Ojeda en los Pajaritos... Un sinfín de circunstancias, en las que Sergio ha demostrado que no tiene cabeza y que por donde está él, pasan siempre cosas raras. Falló en la cobertura a Munitis en la jugada del penalti y falló estrepitosamente cuando dio un par de pasos hacia delante, se puso a la altura de Valerón (¿a qué va él ahí?) y se la jugó a que éste giraría para la izquierda. En un 50% de posibilidades Valerón se la jugó al rojo y, casi sin quererlo, se vio encarando a Esteban, ya había perdonado una vez, esta segunda no lo haría, se lo tomaría con tranquilidad y sentenciaría el partido. Cuando tu zaga se comporta de este modo, creo que sobra exigir cuentas al árbitro o a las líneas más adelantadas.

Dedicado a los que quedaron a las 10 para verlo.

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