Erasmus in Madrid
Ya que los que están por tierras extrañas no se animan a compartir sus sensaciones con nosotros, permitidme que os comente yo un poquillo como siento las cosas en este mi segundo año de Erasmus en Madrid. Y digo Erasmus porque cuando, después de unos meses aquí, vuelvo -como fue el caso- a Tebra para entrevistar a los miembros de la comunidad de montes, me doy cuenta de que todo de lo que se habla en mi clase, de técnicas de entrevistas, observación y motivaciones jamás serían aplicables a muchos lugares que están a 30 minutos de Vigo. Piensen ustedes además que tardo 1 hora todos los días en llegar a mi facultad, por lo cual, para mí Tebra es casicasi Vigo.
Pues bien, todos me preguntáis cuando voy por ahí que qué tal por Madrid y yo siempre digo que muy bien. Y no miento. Pero me veis, lo noto, con esa cara de Nhotex siempre fue un poco rarito… Pues bien, puede que sí lo sea (esto no me parece ni bueno ni malo…) pero me gustaría explicaros un poco más qué se siente en una ciudad como ésta y obviamente me quedaré corto de líneas.
En primer lugar cada día es una aventura, aunque hagas la misma ruta y veas las mismas cosas, la gente varía tanto y hay tanta y hace tantas cosas, que un personaje observador por naturaleza como yo, es incapaz de aburrirse jamás. Como mucho un día te pones triste por movidas tuyas. Y ahí sí que se complica todo, porque en el metro te parece que todos van tristes, cada escalón de los 10.000 que subiré y bajaré cada día se convierten en obstáculos insalvables y la gente, toda ese gente, la ves lejos, fría y distante y sólo puedes sentirte solo, profundamente solo y jodido. Y es así. Esta sensación es muy jodida.
Sobretodo cuando vivía en Aluche veía a negros que estoy seguro que no veían el sol, más que un día cada dos meses. Estoy seguro de eso por sus caras de abatimiento, por sus manos sucias y rudas, por sus ojos ensangrentados y porque veían como yo me fijaba en ellos y volvían a ver par el suelo pensando qué se yo de mi actitud. Pero en ese momento sales de Madrid y te vas a su país de origen y piensas en lo mal que tiene que estar esta gente para que esto sea una bendición.
Pero otros días el cielo de Madrid está despejado y si saltas un poquito lo rozas con los dedos. Sus edificios son majestuosos y las calles cobran vida. La gente aquí es lo mejor, todo el mundo lo dice. Es como si se supiese lo que hay y se llevase con un compadreo y una coña que es, sencillamente, cojonuda. Además no tienen ese rollo andaluz de incordiar. Tú sólo sabes que cuando hables con alguien (no todo el mundo, claro está) vas a recibir algo, porque no sé qué, pero algo te dan. Además para los que somos culturetillas de verdad (no cool), Madrid tiene una cantidad de opciones increíbles de cosas que hacer, de proyectos que son posibles y mucha gente, cada una con su movida y millones de formas de ver las cosas, que eso siempre enriquece.
(Ala, que me he puesto tontorrón)
6 comentarios:
Cago n to! Acabo de meter esto a la vez que Lalo lo del febril...
Disculpen, no quería poner en segundo plano su artículo.
snif!!! snif!!!
yo tambien le quiero y le aprecio, aunque en mi puta vida haya visto un atardecer o amanecer en saians. Y ahora me siento consternado por ello.
Fdo: el pei ( que no se acuerda de la contraseña)
Saúdos a todos/as.
FELICES EN VIGO FOREVER.
Ben é certo que en Madriz pódense facer mil compritas interesantes.
Se quere pode virse a Elduayen de Erasmus. Será ben recibido.
Chal-lee
joder nhotes!!!! Akabeseme de pór a pel d galinha!! ( em serio). Ke bonito!!! Respeito ao dos días tristes k che vou dizir ke nom saibas... ke hai k mirar o futuro com optimismo, ke a clave está em continuar e cando isto nom é abondo... cara de mala hostia ata q des com alguem k valga a pena q cambies o semblante.
Aproveito pa cagarme no modelo d vida occidental baseado no poder e a pasta.
Gracias rapaces!!
Quixera decir que tiña un día sensibleiro...
Non desprezar tamén a oportunidade de cagarme no capitalismo
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